Programe la temperatura: las necesidades de calefacción no son constantes a lo largo de todo el día. La mejor opción para ello es usar un termostato programable. Aunque este termostato cueste algo más que uno convencional, entre 150 y 200 euros, a la larga ahorrará: por cada grado de temperatura se ahorra un 7% de energía.
Una buena idea es instalar válvulas termostáticas en algunos radiadores: por 40 euros, mejorará el confort en la vivienda.
Recurra a los radiadores de agua tradicionales, son perfectamente compatibles con las nuevas calderas de condensación, que son más eficientes.
Invierta en aislamiento. Si puede, ponga doble cristal en las ventanas: comparada con una ventana sencilla de cristal simple, la de doble cristal reduce a la mitad la pérdida de calor.
Los materiales de carpintería más aislantes para una ventana son la madera y el PVC.
Si el aislamiento de susmuros no es suficientemente eficaz, puede añadir unas planchas específicas para aislar. Las hay de poliuretano, poliestireno o lana de vidrio, que cuestan, respectivamente, 29, 20 y 15 euros/m2.